miércoles, 15 de septiembre de 2004

Campus de Gipuzkoa. Facultad de Informática. Uno de los dos espacios exóticos de acceso inalámbrico a Internet. 9 personas en la mesa habilitada para poner los portátiles y acceder a la red wireless de Internet. 5 personas estudiando. Una intrusa de Ciencias Sociales y el resto futuros informáticos. 3 chicos se agrupan en torno a un PC y juegan on-line al Monopoly. Generan ruido, gritos, bullicio que altera el clima de trabajo.

La intrusa de Ciencias Sociales, educadamente sugiere a los monopolísticos que bajen el volúmen de su PC y no hagan ruido porque hay gente que intenta estudiar y trabajar. La respuesta es: aquí la gente puede hacer lo que quiera. La respuesta de la intrusa es que la Universidad es un espacio para formarse, investigar, estudiar y que para jugar están otros lugares.

Yo jugaba al monopoly las tardes lluviosas de los fines de semana con mis primos o mis amigas en casa o en las cafeterías de Vitoria. Pero ahora el juego es algo tan extendido y tan socializado que se confunden los espacios dedicados a la formación y al juego.

La formación tiene que ser tan atractiva como jugar; aprender tiene que ser tan interesante como adentrarse en el complejo mundo de los videojuegos. Pero me parece un gran error sustituir los espacios formativos por el juego. La infancia y la juventud de hoy en día está familiarizado con las TIC. No tienen ningún problema en utilizarlas. Pero les falta lo básico: ser capaces de pensar, reflexionar, conocer, aprender, descubrir, crear y ser ciudadanas y ciudadanos responsables.

Para eso están las escuelas, los institutos y la Universidad. Sin embargo parece que mis ideales sobre qué debe ser la educación y la formación (aprendizaje entretenido como si de un juego se tratase) están muy lejos de la realidad.

Una vez más viene a mi cabeza la imagen de la Universidad de Konstanz. En todos los rincones había acceso inalámbrico a Internet y la gente se sentaba a trabajar sin armar ruido. Aquí, me siento como en un estadio de fútbol o en una sala de juegos oyendo gritos exacerbados de victoria, insultos y palabras groseras que poco tienen que ver con mi ideal de ser universitario.

Creo que ya entiendo por qué hay solo dos espacios exóticos de acceso inalámbrico a Internet. Si estuviera generalizado, el bullicio y el juego estaría extendido por todo el Campus y la Cafetería y los entretenidos juegos de cartas se sustituirían por portatiles conectados a juegos en red (más o menos violentos).

Y es que el futuro es el juego. Frente a mí, un cartel de la Universidad de Salamanca con cursos on-line para crear videojuegos para PCs y móviles. En fin, que los compañeros de mesa monopolísticos tendrán un futuro muy interesante y entretenido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece muy fuerte lo que cuentas...Yo me acuerdo en la Unviersidad (terminé en el 96) que la biblioteca era un espacio de cachondeo menos de estudio...pero ahora se le añaden las NT (móviles, PCs wireless,...).

Hay otro tema que me parece interesante, que es el de el PC como elemento que genera relaciones socilaes 'in situ' utilizando juegos on-line...No, si pronto ocurrirá que las NT hacen volver atrás en el tiempo. Antes, en los 60, la gente en este país iba a ver las noticias a los bares con TV...Ahora -como yo hice ayer- los que no tenemos Canal + nos juntamos con amigos para ir a ver los partidos de fútbol en los bares que tienen Plus. Paradojas!! (Roc)