En este mundo complejo en el que vivimos es difícil encontrar el "equilibrio" físico y emocional. Para lograr el segundo tipo de equilibrio, bastante más complejo que mantenernos en pie, podemos recurrir a múltiples teorías (filosóficas o comerciales) en su busca, (el Yin Yang, la Persona Entera, la Inteligencia Emocional, el método Grinberg, Armonía Psicofísica, etc...).
Me pregunto qué modalidad de equilibrio está presente en el Forum 2004, en ese estupendo evento sobre los valores que cuenta con una Agenda que pretende ser el Código Ético para todas las empresas e instituciones socios y colaboradores del evento (y futura especulación urbanística de la zona).
Lograr el equilibrio es difícil y las contradicciones en una misma persona son continuas. Diariamente tomamos decisiones o emitimos juicios de valor que van contra los "principios" y "valores" que decimos defender. Y es que, lo más difícil en esta vida es ser coherente.
Cuando una empresa (como Indra) se marca como objetivos: obtener los máximos beneficios y satisfacer las necesidades de los clientes, sus contradicciones en principios y valores aparentemente no existen. Su disenho, producción y venta de tecnología (en procedimientos electorales, en la mejora de la gestión de las Administraciones Públicas y en aplicaciones armamentísticas de alto nivel) genera unos beneficios (para la empresa) y unos costes (para la sociedad que realmente habría que ver si se benefician de alguna forma con este despliegue tecnológico) que es preciso tener en cuenta.
También el Forum ha sido el espacio de encuentro de las Culturas, la Lengua, la Palabra y los Jóvenes. Muy interesante me resulta el proyecto Youth Polis en el que participan jóvenes de cinco ciudades europeas. En una primera fase on-line y en septiembre en Barcelona tendrán la posibilidad de deliberar sobre cómo mejorar las condiciones de vida en sus respectivas ciudadades intercambiando experiencias, vivencias y culturas.
Una iniciativa muy recomendable para todos los servidores políticos y públicos que gobiernan nuestras instituciones públicas, y que en numerosas ocasiones, olvidan que es fundamental intercambiar impresiones con otras personas para tener una visión más amplia de los problemas y de las posibles soluciones. Espero que estas experiencias no queden aquí, sino que verdaderamente la educación del futuro tenga por objetivo principal formar a personas "equilibradas", que piensan por sí mismas, se atreven a pensar y son responsables con una de las tareas más importante que tendrán en su vida: ser ciudadanas y ciudadanos en el siglo XXI.
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