miércoles, 25 de septiembre de 2019

Genealogía de la sopa de "ajo"

En mi familia han trascendido algunas recetas de generación en generación. Una que suelo hacer de vez en cuando es una sopa, supuestamente de ajo, que en mi caso lleva solo un ajo y lo retiro: solo para que le dé un toque de sabor (sí, ya sé que debería comer ajos, que mejoran la circulación y eso... pero es que luego me acuerdo de él durante mucho tiempo).

Mi bisabuela (1903), hacía la sopa con ajo, agua y pan duro frito (picatostes) y pan duro troceado a modo de "migas"... y excepcionalmente, un huevo.

Mi abuela (1928), a los ingredientes anteriores, le añadía un par de huevos, si tenía, claro.

Mi madre (1949), emulando a mi bisabuela y a su "austeridad", le echaba un huevo para 3 personas y un poco de jamón.

Mentxu (1978), le echo un huevo para una o dos personas, jamón "que se vea" y sopa de lluvia o fideos (lo del pan duro no me va mucho para esta sopa, sí para la sopa de tomates, próximo post culinario).



Actualización: Desde 2021 troceo uno o dos ajos y como casi sin darme cuenta los trocitos, por todas sus propiedades que no desarrollo porque ocuparían más que la receta...



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