El primer Día Internacional de las Mujeres Rurales, se observó el 15 de octubre de 2008. (...), reconoce «la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural». Las mujeres rurales desempeñan un papel fundamental en las economías rurales de los países desarrollados y en desarrollo. En la mayor parte del mundo en desarrollo participan en la producción de cultivos y el cuidado del ganado, proporcionar alimentos, agua y combustible para sus familias y participan en actividades no agrícolas para diversificar los medios de subsistencia de sus familias. Además, llevan a cabo las funciones vitales en el cuidado de l=s niñ=s, l=s ancian=s y l=s enferm=s.
Vaya este post, como pequeño homenaje y reconocimiento a tantas y tantas mujeres que en núcleos rurales (más o menos desarrollados) luchan cada día por mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias. En muchos de esos lugares, también luchan por dejar de ser objetos y tener identidad y personalidad propia. Casi el 48% de la población mundial, vive en el ámbito rural. De ahí la importancia de las mujeres en el desarrollo equilibrado y sostenible de esas casi 3.336 millones de personas.
Y cómo no, dedico este post a mi abuela, una mujer rural, donde las haya... que me ha contado centenares de anécdotas "de cuando ella era moza, iba a la escuela caminando y cantando la lección; iba a trabajar al campo igual o más que los hombres (por menos dinero); después se preparaba con su falda que se había hecho con sus manitas... y se marchaba caminando dos horas al baile".
Y cómo no, dedico este post a mi abuela, una mujer rural, donde las haya... que me ha contado centenares de anécdotas "de cuando ella era moza, iba a la escuela caminando y cantando la lección; iba a trabajar al campo igual o más que los hombres (por menos dinero); después se preparaba con su falda que se había hecho con sus manitas... y se marchaba caminando dos horas al baile".
Una operación de cadera y un reciente ictus le impiden bailar, que tanto le gustaba. Pero tiene nuevas aficiones como pintar, hacer sopas de letras o sudokus (sin mirar las soluciones). Es una mujer increíble, que tiene por detrás una larga vida de trabajo dedicada a su familia. Para mí es un ejemplo y mi "catedrática del Sentido Común de la Universidad de la Vida".
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