Junto a uno de los accesos para subir al Monte Irimo se encuentra un maravillo hotel rural construido sobre un caserío familiar. Su nombre, Santa Kutz. Y maravillosas las personas que hacen que la estancia en él sea como en casa.
Una panorámica que te hipnotiza, es la de poder vislumbrar el monte Txindoki, el "cervino vasco". A escasos metros del hotel está AIKUR, el museo de las abejas. Ahí van unas cuantas fotos. Pero la realidad, siempre, siempre (y en este caso más) supera la ficción.
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