Hoy se ha inaugurado el Blog Todas que pretende ser un espacio de encuentro y reflexión. Todas puede referirse a "todas las mujeres" pero también a "todas las personas". Siempre he manifestado que en el momento en que pensemos que las demás personas, son eso: personas, lograremos superar las percepciones de superioridad o inferioridad (de sexos, razas, lenguas, religiones, etc...).
En el ciberespacio, en las calles de cualquier ciudad y en los medios de comunicación hoy se "celebra" el Día Internacional de la Mujer. Un día, que como muchas personas dicen, ojalá no tuviera que celebrarse: ello significaría la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres.
Pero hasta que ello ocurra, es necesario manifestar que la mitad de la población del mundo mundial parte de unas condiciones económicas, sociales y culturales poco ventajosas. Siempre ha predominado un modelo de carácter masculino y ello se refleja en todo: horarios, edificios, urbanismo, modelos culturales... de forma sútil y casi desapercibida, toda la realidad "pública" está construida principalmente con un modelo dominantemente masculino ("malestream") .
Hace unos días, Sari Baldauf, conocida como"Lady Nokia" con 49 años dejaba su cargo directivo en Nokia y un sueldo de 900.000 euros anuales para "irse a casa". En sus palabras, "para una mujer es más sencillo elegir si quiere trabajar o quedarse en casa. Los hombres son menos libres, sufren una presión social muy fuerte. Pero es la única diferencia de género que admite. Cuando trabajas, eres tú mismo".
Una vez más se identifica el trabajo fuera del hogar (la "cosa pública") como aquello que añade valor a una persona o a la sociedad y sigue siendo tarea masculina; mientras que el trabajo en el hogar (la "casa privada)" se considera algo propio de las mujeres. Como hoy decía una señora en la televisión: "me levanto a las 8 y hasta las 12 de la noche estoy trabajando y pensando en cómo atender lo mejor posible a mi familia". Lo más duro de esta situación, desde mi punto de vista, es la falta de reconocimiento del trabajo doméstico y el escaso agradecimiento a las personas (mayoritariamente mujeres) que se entregan en cuerpo y alma a su familia en las tareas infinitas del hogar.
Esperemos que llegue la hora en que los "modelos femeninos" (o mejor aún: personalistas o humanistas) permitan imaginar una nueva forma de hacer política más abierta, dialogante, integradora y transversal ("mainstreaming") para resolver los problemas complejos de nuestras sociedades.
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