miércoles, 28 de abril de 2004

Hoy es San Prudencio. El patrón de Álava. Día lluvioso, pero las y los alaveses, con paraguas y con ganas de revivir la tradición, hemos ido hasta las campas de Armentia para disfrutar del ambiente.

También las autoridades políticas han llegado en sus automóviles oficiales y se han mojado, como el resto de los mortales. Han entrado los últimos y salido los primeros de la preciosa ermita de Armentia, en la que durante unas horas, había más político y guardaespalda por metro cuadrado que alavés o alavesa común y corriente.

Lejos quedan esos días de campaña en los que veíamos a los candidatos acercarse, mezclarse y charlar con las gentes. Claro, aún no estaban investidos con el “halo” de autoridad y respeto. De manera que las autoridades políticas y religiosas tendrán que estar a la altura para ejercer la responsabilidad que les confiere su cargo y tomar decisiones que permitan a la ciudadanía valorar que están a nuestro servicio y que no se “sirven” de nuestros votos para decir, actuar y comportarse de forma “partidista” e “irresponsable”.

El Obispo de la Diócesis Alavesa ha hablado de “diálogo”. De paz y respeto a la vida le he escuchado en varias ocasiones. Pero en su homilía de hoy, el diálogo, el nuevo talante que ha de tener la clase política, la necesidad de consenso entre las fuerzas políticas, etc, ha estado muy presente. Se ha referido a Pablo VI, quien hace 40 años, en su encíclica Eclesiam Suam (6-8-1964) elaboró cuatro características de dialogo tales como claridad, humildad confianza y prudencia (¡¡anda, como nuestro Santo!!).


¡Qué curioso que se hable ahora de esta encíclica y no hace 8, o mejor, 30 o 40 años!. Siguen vigentes hoy en día porque la clase política y las personas seguimos obcecadas con “nuestra verdad”, sin ser conscientes de que cada situación es percibida por cada persona con matices diferentes. Esos matices pueden enriquecer las percepciones de una pareja, amig@s, compañer@s de trabajo o clase política.

Cada persona y grupo social tiene que resolver diariamente problemas de una trascendencia social mayor o menor. De manera que si en lugar de una actitud dialogante, abierta, integradora de percepciones, tenemos una actitud de “nuestra verdad absoluta” ante la vida, desprecio a las opiniones de los demás, insulto y descrédito a las opiniones y personas que no piensan como nosotros, lo tenemos muy mal. Podemos seguir otros 40 años inmersos en una selva, en la que siguiendo su ley, gobierne el más fuerte, el más despiadado, el más sirvergüenza y sin escrúpulos.

Tengo esperanza en que en estos cuatro años un nuevo talante y forma de hacer política nos sorprenda, nos ilusione y nos haga percibir que la política está al servicio de la ciudadanía y trata de resolver los problemas y conflictos de manera consensuada e integrando percepciones y opiniones, y que la política no sea nunca más una fuente de lucha partidista que genera más problemas y conflictos, sin solucionar los que ya tenemos.

San Prudencio dicen que fue una persona que resolvía conflictos entre las personas y generaba actitudes de diálogo y comprensión entre las gentes... Seguro que la vida está llena de potenciales prudentes y prudenci@s...

Y como dice mi angelita de la guarda: "no te das cuenta que te has mojado hasta que no te cae el agua por la cara... ya entonces es tarde para no mojarte y toca secar". Espero que nuestra clase política se dé cuenta de que ya estamos hartos de que nos llueva tanta falta de entendimiento y tanto odio; y que ya está bien de padecer las tormentas que conllevan las luchas y las visiones partidistas de los problemas. Necesitamos que llegue por fin la calma. Necesitamos un paraguas que cubra sin excepciones a todas las personas que convivimos en una familia, ciudad, región, país, mundo. El paraguas del respeto, del entendimiento, de la solidaridad, del diálogo, de la empatía y del amor.

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